Santi: Valor
Esta vez soy un simple mensajero de una historia de Santi que me moló mogollón. A Santi no le cunde demasiado hacerse un blog, pero me dejó ponerlos si quería, así que voy a poner aunq sólo sea esta historia, que hace tiempo que no sale nada de aquí, y me parece interesante.
De pronto todos se marcharon, dejándome en aquella pequeña habitación, a solas con ella. La luz era tenue, tan sólo llegaba para poder acercarme a ella sin tropezar con las botellas de las que poco a poco habíamos ido dando cuenta. No sabía si quería hacerlo, prefería no pensarlo.
Hacía tiempo que me había planteado el dejarla, pero supongo que nunca había conseguido reunir el valor suficiente para mandarla a la mierda. Lo peor es que sabía que toda la culpa era mía.
Al principio, al poco de conocerla, todo había ido bien entre nosotros. Ella me daba un placer inmenso, que yo no había alcanzado con ninguna otra. Y me sentía mejor que nunca cuando ella me inundaba con su perfume.
Poco a poco, las cosas se fueron apagando, como siempre me pasaba. Traté en más de una ocasión de apartarla de mí. Quizás esta vez fuese la definitiva. Quizás la alejase de mi vida de una vez por todas. O quizás nada fuese a cambiar. Todo dependía del valor que reuniese en esta ocasión. Me senté en la cama, a su lado, y me puse a pensar en todo ello.
Finalmente me rendí. Asumí que ella era más fuerte de lo que yo sería nunca. Entreabrí los labios, la cogí fuerte, y la acerqué a mi boca.
Le di a aquella marihuana la mayor calada que mis ennegrecidos pulmones me habían permitido dar nunca. Me recosté, y me quedé dormido mientras ella se consumía en uno de los ceniceros que atestaban mi escritorio. Una vez más, ella había ganado.
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