Thursday, September 21, 2006

La Ley del Deuterio. Capítulo 9. El baile

Bueeeno, como el proyecto ahora mismo lo tengo un poco en punto muerto (no por mi culpa, ¡eh!), aproveché pa escribir hoy otro capítulo, que tocaba acción y me veía con ganas. Pensaba hacerlo más largo, y aprovechar este capítulo para desvelar más cosas, pero me fui enrollando, y tuve que cortar. Igual me flipé mucho (no os costará adivinar en q parte), ya me diréis si os gusta:

Dapal miró hacia la parpadeante pantalla que, impertérrita, seguía repitiendo su mensaje una y otra vez:

La Central de Computación no dispone de ordenadores disponibles para gestionar su escuadrón. Por favor, inténtelo más tarde.

No habían tenido ningún problema para llegar hasta la luna, así que supuso que estaba todo preparado. Seguramente pensaban, fuese quien fuese el que le había tendido la trampa, que sin computadores y con los tanques los tenían acorralados. Dapal sonrió. No si era él quien pilotaba la nave.

Hacía tiempo que las naves traían esa protección contra conductores imprudentes o temerarios, pero, como todos los dispositivos de seguridad, tenía sus fallos. Mecánicamente, Dapal sacó de su bota derecha la pequeña navaja que siempre guardaba para emergencias, y haciendo palanca, arrancó la tapa debajo de la pantalla, que, indiferente a las explosiones que periódicamente seguían evaluando la resistencia de la nave, continuaba informando de la imposibilidad de realizar el despegue. Sin dudar, cogió uno de entre los muchos cables que circulaban por la cavidad, y lo seccionó limpiamente con la navaja. Guardó la navaja en su sitio y presionó los botones otra vez. La nave despegó decidida, ante la mirada atónita de los asaltantes.

- Wil, quiero que evalúes el estado general de la nave. No sé cuánto deuterio tenemos, pero debería ser bastante para llegar hasta el planeta. Mira que los motores no tengan muchos daños, no quiero volar por los aires. Y era bueno saber con qué armas disponemos. ¡Ah! También hay un par de sensores estropeados. No es tan importante, pero míralos si puedes, que hace tiempo que no conduzco una nave de éstas en manual.
- Jejeje, mira que te sienta bien volar, Dap. Creo que si te viese pilotar, hasta podrías impresionar a una mujer. Tanto tiempo en tierra no te sentaba bien.
- Wil, no tenemos todo el día.

Con su perenne sonrisa, Wilson salió disparado. Uno arreglaba, el otro usaba. Hacían un buen equipo.

Dapal se encaminó al planeta. No debería ser peligroso para un trayecto tan corto, pero no dejaban de estar llevando la nave manualmente, debía estar atento. Fue entonces cuando los vio:
- ¡WILSON! ¡Deja lo que sea que estés haciendo y mira si tenemos armas!. ¡Tenemos compañía!

No había ninguna nave esperándoles en la orbita lunar. Era lógico si pensaban que los tenían acorralados, pero los de la luna parecían tener buenos reflejos, puesto que habían desplegado inmediatamente 2 naves de batalla tras ellos. O tal éstas fueran algunas de las naves con las que estuviesen saturando las computadoras.

- ¡DAPAL! ¡Te aseguro que esta vez no he sido yo quién ha gastado toda la munición! Espero que no nos enfrentemos a nada serio, no tenemos ni para mirarles mal.
- ¡Es igual!. ¡Ven, será mejor que te agarres bien!.

Wilson apareció nuevamente por la portezuela de la cabina y se sentó en el asiento del copiloto. Vio las dos naves enemigas acercándose rápidamente y se le iluminaron los ojos. Hacía tiempo que no veía a su compañero en plena acción. Intentó imitar la voz de una mujer:
- ¿Me vas a sacar a bailar? ¡Qué emoción! Creía que ya no me querías.

Dapal se permitió una sonrisa antes de comenzar su ritual de batalla. Cerró los ojos y dejo de sentirlos. Tomó aire con unos pulmones que ya no tenía. Aquello que controlaban los mandos de la nave ya no eran sus manos. Dejó de tener un cuerpo.

Se abrieron unos ojos que no eran suyos, porque él ya sólo veía a través de los sensores de la nave. Dejó de surtirse de sangre, y notó como los motores le proporcionaban el deuterio que necesitaba para dirigir su cuerpo, para mover sus nuevas extremidades metálicas, su nuevo cuerpo de varias toneladas a través del espacio. Dapal se convirtió en cerebro, y se hizo uno con la nave. Decidió que a partir de ahora se llamaría Yude.

Yude se giró repentinamente y se encontró con dos enemigos que querían hacerle daño. Yude gimió, no quería sufrir más daño, pues apenas podía ver, con sus lastimados ojos, y su maltrecho corazón no tenía la fuerza de días mejores. Se resignó, si eso era lo que tenía, eso sería lo que necesitaría.

Cambió de sentido y se dirigió súbitamente de frente contra los asaltantes que, despojados de su rol de cazador, intentaron huir torpemente. Demasiado torpemente. Yude intentó golpear a uno de ellos, pero inexplicablemente falló. No, espera, no había fallado. Un recoveco de su cerebro recordó que no tenía puños con los que golpear. El otro ser intentó auxiliar a su compañero, atacando la retaguardia de Yude. Sintió que el ataque era poderoso, que si le alcanzaba acabaría con ella, pero lo esquivo grácilmente, moviéndose al ritmo de una música que sólo su cerebro escuchaba. Tenía dos pretendientes, y no podía bailar con los dos a la vez. Que ellos decidiesen.

Se acercó a uno, y danzó a su alrededor, provocativa, dejándolo sin aliento, sin respuesta, mientras el otro, celoso, se acercaba furioso, dispuesto a golpearla. Como Yude preveía, lo intentó, lo la poca habilidad que le intuñia, y falló nuevamente, golpeando en su lugar al otro ser, que se volatilizó repentinamente. Yude sintió pena por él. Algún día le golpearían a ella, y le gustaría que alguien sintiese esa misma pena.

Ya sólo quedaba un asaltante, y estaba cansada de bailar. Nuevamente se convirtieron en cazador y presa. Yude escapaba, correteando alegremente, buscando un terreno más favorable, mientras el depredador, tal vez más rápido pero no tan ágil, la seguía jadeando.

Cambió un par de veces de dirección, hasta que encontró lo que su cerebro recordaba haber visto. Un poco más allá, un paraje característico de casi cualquier planeta de la castigada confederación en la que se encontraban: un campo de escombros no muy grande, formado por los restos de una multitud de intrépidas sondas de espionaje destrozadas tras haber sido descubiertas en plena misión, abandonadas a su suerte, sin valor. Yude sabía que su cuerpo, más pequeño, se colaría más fácilmente entre la chatarra que el de su voluminoso perseguidor.

Consiguió llegar sin excesivas complicaciones. Su contrincante era voluntarioso, pero no tan hábil como ella. Dudó, al ver los restos en órbita, pero al ver la facilidad con la que ella se adentraba entre los restos de las sondas, se armó de valor y la siguió. Yude sintió pena por él también. Sabía que su rival guiaba sus movimientos a través de las computadoras de la confederación, y que pensaba que ella hacía lo mismo, pero todavía no habían fabricado las computadores que pudiesen pilotar una de esas naves a través de un campo de escombros. Era demasiado torpe, y lo pagaría con su vida.

Ya estaba fuera del campo de escombros cuando sintió la explosión. Se dirigió hacia el planeta.

Dapal fue poco a poco saliendo de la fantasía que se había creado. Le costaba respirar, le dolían todos los músculos, y su cerebro le pedía un descanso a gritos. La adrenalina abandonaba su cuerpo, dejando tras de sí los efectos de la tensión acumulada. Disfrutaba de la tensión del pilotaje hasta el punto de sentirse una parte de la nave, pero le dejaba verdaderamente extenuado.
- Wil... pilota... pilota tú ahora. Necesito... echarme un rato.
- Claro, Dap.

Como siempre, se intentó levantar demasiado rápido, pero las piernas le fallaron. Wilson ya estaba listo para sujetarle y lo llevó hasta el camarote más cercano. Había quedado destrozado.
- Ha sido increíble, Dap. En serio, no era la Nagash, y contra dos naves de batalla. Me habría gustado echarte una mano con la artillería, pero al menos así he podido disfrutar de todo el espectáculo. Ya me contarás qué estabas imaginando esta vez, porque te quedó un pilotaje redondo.
- Wil... cuídala... está débil.
- Vaya, así que ésta es hembra. Qué novedad. ¿Y cómo la has llamado?

Pero Dapal ya dormía.

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2 Comments:

Blogger ismael said...

Por un momento pensé que estaba en ghost in the shell metiéndose en máquinas y movidas así :D. Suerte que luego lo explicas ;).

Me gustó este capítulo, movidito y entretenido :D

4:38 AM  
Blogger Simón said...

Qué guapo, sí señor. ¡Esta vez estuviste inspirado!

5:54 PM  

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